Elige esperanza

lunes, abril 12, 2010 Permalink 0

Si quieres decirme algo,

hazlo mirándome a los ojos.







Cerca.





Donde la distancia

no sea una excusa

lo suficientemente grande

para ser un capricho de tus deseos.





Quiero palabras francas

que no se deslicen por la piel

si no son sinceras

ni vienen para quedarse.





Si vamos a jugar

pongamos reglas.





Podremos saltarnos

a condición que podremos cambiarlas

si no es para seguir persiguiendo

aspas coloreadas de un molino de viento.









Elige esperanza.

Y no pondré condiciones.

Elige un color.

Y te entregaré un lienzo.






Bajo el mismo techo

domingo, abril 11, 2010 Permalink 0

Cuando la vida, caprichosa,
exige redoblar esfuerzos,
recordemos que la desnudez
fue nuestro lecho común al nacer.



Sin diferencias.
Hermanos.
Con alma.
Iguales.



Que no nos diferencie
el odio o la ignorancia.
La ceguera voluntaria
ni mirar sobre el hombro.



Aprendamos a soñar
bajo el mismo techo.
Sin que nadie sobreviva
de las sobras que desechamos.



Al fin y al cabo
todos aprendimos a amar
mirándonos a la cara
bajo esta cúpula de estrellas

En el borde de tu locura

sábado, abril 10, 2010 Permalink 0

Existen múltiples clases de melancolía:

La distancia que se agranda cada vez.
El silencio que se disipa con un eco sordo.
El roce de los labios de manera esporádica.
Consumar un sueño que se desvanece.

También hay múltiples alegrías:

El frescor de una ola imprevista que te revuelca.
Retener tu sabor en mi boca aun después de la partida.
Cerrar los ojos unos segundos más, tonteando con un recuerdo.
El aroma de fruta madura que desprende tu piel al atardecer.

Y que seria de la vida sin locuras:

Caminar cientos de kilómetros para disfrutar un instante.
Comprar un canario enjaulado y soltarlo libre en el jardín.
Dejarte perder a las damas para jugar otra vez.
Volver a llamar cada día para escuchar tu voz.

Y así me voy dando cuenta
que mi vida es alegre,
incluso con su melancolía.

Porque hace tiempo

que bailo embriagado
en el borde de tu locura.

El albor de un tintineo

viernes, abril 9, 2010 Permalink 0

No vivo de sueños.

Pero si de su magia.

Aunque en realidad

Libo, ansioso, su eclosión.



No llena vacíos.

Ni tan siquiera los crea.

Esta historia trata

del albor de un tintineo.



Nada me interesa

sin su esencia y descripción.

Cuando quiero ver estrellas

coloreo fuegos de artificio.



¿Acaso existe

terror más insoportable,

que una fría habitación

carente de alma?
















Imbuirte

miércoles, abril 7, 2010 Permalink 0

No solo oxígeno necesitas para respirar.

Necesitas las partículas que emana su cuerpo.

Tanto las aromáticas con esencia de carne.

Como las húmedas que riegan mi piel.



Si te fijas bien,

en los momentos intensos

es cuando el alma prescribe

contener la respiración.



Un parpadeo.

Un beso.

Una caricia.

Una impresión.



Por un instante,

quieres imbuirte.

Encontrar su luz.

Ser ella y tú.

Un destino ilusionante

lunes, abril 5, 2010 Permalink 0

Partí en busca de la felicidad,

y aun me encuentro persiguiendo

el esquivo viento del norte

que inspira las cometas.



Ciego de fácil risa,

conseguí dominar

la infértil persecución

del hálito de los ilusos.



Pasa el tiempo y el espejo,

juez implacable del maquillaje,

me ha devuelto la sonrisa

mientras salpicaba en el baño.



Hoy colecciono retales.

Viejas canciones inacabadas.

Un fajo de manuscritos,

y un destino ilusionante.












un guiño de complicidad

domingo, abril 4, 2010 Permalink 0

Mece el viento
Los níveos cabellos.
Los sueños que nunca
lograron cristalizar.

Lejos la tristeza,
valoras las perennes razones
que tuviste en cada arista
de conocer su nombre.

Libertad para reírse
cada vez que un proyecto
se materializaba ante sus ojos
con un guiño de complicidad.

Eterno rompecabezas de la vida.
Ese, que armas un instante
y al siguiente, ya no significa nada.
Salvo que vuelves a comenzar.

Crónicas nacidas del vientre de lo inexplicable

viernes, abril 2, 2010 Permalink 0

Acaricia el sol

mi ajada piel,

Y recompone simple

su vieja sintonía.



Primitivas sensaciones

guardadas bajo diez llaves.

Oxidadas de tanto silencio

no se atreven a ver la luz.



Vientos que recorren la espalda,

alborotados desde que nacen

a la orilla de tus labios

y que ahora se hunden en mi alma.



Un paso adelante

en las crónicas

nacidas del vientre

de lo inexplicable.



Siempre encuentras un lienzo

donde pergeñar cuatro líneas

sin ton ni son y, que por arte

de una mirada, se abren de par en par.