No elijo

miércoles, septiembre 8, 2010 Permalink 0

Vivimos rodeados de impactos.

Algunos los elegimos. Los menos.

Otros nos eligen como diana

de sus intereses y manipulaciones.





Estos últimos no me interesan.

Pero si los que elegimos .

Esos que poco a poco vamos sacrificando

hasta que la rutina los convierte en molestos.





Cuando escribes, alguien te lee.

Y esperas que cree algo.

Indignación, solidaridad,

Respeto, apoyo. Incluso ilusión.





Y no te confundas,

con sentirlo dentro

ya tengo mi alma

plena y satisfecha.





Cuando el mensaje es fresco y nuevo

lo exteriorizamos repitiéndolo.

O bien comentando tu parecer

en el mismo o distinto formato.





Cuando la rutina se apodera de ti.

sigues leyendo, porque lo necesitas.

Pero como siempre está ahí.

te lo tragas como el café de la mañana.





Ese que no te das cuenta

que lo acercas a tu boca

hasta que te inflama

o su amargor te despierta.





Aquellos que escribimos,

lo hacemos para expresar.

Y quien lee, por curiosidad,

o para recordar que están vivos.





No elijo. Si lees lo que escribo tienes ti cariño y mi agradecimiento.

Solo te pido una cosa sencilla, y no te cuesta nada.

Lee. Siente. Critica. Emociónate. Ríe. Llora o sanciona.

Pero no pases de largo en silencio. Me matas.




Donde se templa el metal

sábado, septiembre 4, 2010 Permalink 0

Querida madre:









Hoy he llorado

como me enseñaste

que nunca debería hacer.





Siento que he llegado,

y sin embargo no hay final.

Todo es una etapa más

que tenemos que superar.





No sé por que lo he hecho.

Soy feliz. Me va bien.

Profesional y personalmente,

y sin embargo me derrumbé.





Duró un instante.

Una disimulada mueca,

casi imperceptible,

con epicentro dentro de mí.





Estoy acostumbrado a pelear.

Nunca pudiste darme nada.

Y nada tengo que malgastar.



Tal vez he tomado conciencia

que no voy a liderar este mundo.

Ese que soñaba mientras armaba la revolución

entre series de la tele y cucharadas de sopor.





He llegado a la conclusión que no ganaré

Pero si algo valoro de tu herencia

Es que me enseñaste a no arrodillarme.

Y eso me permitirá saber que sin duda resistiré.





Donde se enciende la fragua.

Donde se templa el metal.

Donde los corazones rezan.

Y la razón se enfrenta.






Rosas

jueves, septiembre 2, 2010 Permalink 0

¿Qué anega tu vida

que no hago otra cosa

que entregarte rosas

y solo devuelves espinas?