¿Cómo hacer de ti
una caricia eterna?
¿Anclarte en una estrella
y soplar constantemente
impulsándote como a una cometa?
¿Encenderte junto a la luna,
en cuarto creciente,
y que ilumines la espesura?
¿Aspirarte del aroma,
húmedo y frágil,
que corona tu presencia?
De manera más sencilla.
Aullemos la fertilidad
de tu pertenencia a la manada.