Sobre las aguas mansas
que el mar regala en la arena
se volatiliza el perfume
mientras la tarde envejece.
Aunque nunca dispersa.
La ofrenda sobre tu piel
ancló una mirada certera
en la belleza serena de una mujer.
Flotan mis sueños
enredados en tu cabello.
Tratan de aferrarse a una nube
que libre, transita por el cielo.