Imagen: Katerina Lomonosov.
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Cuando las yemas de mis dedos tontean con tus párpados.
O las palmas de las manos provocan tus gloriosos oídos.
Cuando mis dedos surcan por las venas trazando tu pálpito.
Y mis labios se hunden complacidos en la base de tu cuello.
…
Cuando mis manos esculpen bajo la piel de tu espalda.
Sofocando furtivos abrazos negados de otro tiempo.
Cuando una sonrisa y su encantamiento te invitan a volar.
Sin que nada prevea que el epitafio se antoje cercano.
…
Cuando descubro confines de tu cuerpo inexplorados.
Y la vista siembra escalofríos danzantes sobre tu pecho.
Cuando mis venas avisan que se saturan de tu veneno.
Y mi boca halla un sabor violento, solemne y tierno.
…
Entonces, amiga mía,
las caricias explotan.
Los cuerpos se funden.
La arcana noche, ruge.