Me pides castillos.
Y te miro.
Me pides planes.
Y te miro.
Te entrego sueños.
Y me miras.
Te entrego vida.
Y me miras.
No me gustan
los castillos en el aire.
Indefectiblemente se convierten
en sombras inflamables.
No tengo planes de futuro.
Tengo la voluntad inquebrantable
de estar a tu lado cada día.
Y aun así, tan solo me miras.