Crónicas nacidas del vientre de lo inexplicable

viernes, abril 2, 2010 Permalink 0

Acaricia el sol

mi ajada piel,

Y recompone simple

su vieja sintonía.



Primitivas sensaciones

guardadas bajo diez llaves.

Oxidadas de tanto silencio

no se atreven a ver la luz.



Vientos que recorren la espalda,

alborotados desde que nacen

a la orilla de tus labios

y que ahora se hunden en mi alma.



Un paso adelante

en las crónicas

nacidas del vientre

de lo inexplicable.



Siempre encuentras un lienzo

donde pergeñar cuatro líneas

sin ton ni son y, que por arte

de una mirada, se abren de par en par.