De cama en cama

lunes, febrero 9, 2015 Permalink 0

Manos inertes yacen tras el esfuerzo de complacer blandas penurias.

Sordo del estruendo. Desorientado junto a un café negro y frío.

Redobles para pasar a otro mundo con treinta monedas manchadas.

Desconsolado peregrinar, de cama en cama, masticando aire viciado.

 

Necesito estar en paz con el silencio que me envuelve.

Reconocerme tras la heroica estocada y el frio velar.

No hay tragedia cuando me das el consentimiento.

Pero hay hastío y, sin duda, archipiélagos distantes.

 

Vendo mis lágrimas en el mercado de flores.

He tallado la piedra de la discordia en mil facetas

fruto de una arcana alianza compartida en silencio.

Un sol murmurado. Una metáfora en la sombra.

 

Catedrales de hojalata oxidadas de tanto sol.

Sombras ausentes sin silueta aparente.

Columnas de aire, cólera y piel.

Conjuros de amor desvencijado.