Fragancias imposibles

martes, octubre 9, 2012 Permalink 0

Imagen: Eiwy Ahlund

¿Cuántas noches pasé cosiendo tu almohada con las primeras flores de primavera y las últimas estrellas de la mañana?

¿Cuántas pintando tu cuerpo con zumo de frutas trazando con mis dedos surcos de pasión?

¿Cuántas acunando caballitos de mar entre luces y piruetas engalanados en tu bañera?

¿Cuántas te lave el pelo y ronroneabas de placer mientras pulía tu cabello con el trasluz de la luna?

¿Cuántas unté tu cuerpo con esencia de seda hasta que aullabas de placer?

¿Cuántas te calcé con nubes de algodón para que reinaras los días de oscuridad?

¿Cuántas te rodeé de un círculo mágico que alejara tus miedos y pesadillas?

¿Cuántas noches descubriendo cosquillas inconfesables en los pliegues de tu piel?

¿Cuántas estrellas dimos nombre como criaturas mitológicas que flotaban a nuestro alrededor?

Y ahora que no estás…

¿Cuantas noches resistiré en silencio sin más alimento que tus recuerdos?

Dame un barniz con el tono de éxodo impenitente hacia tus brazos redentores.
Silencia mi soledad sacándola al sol y al aire de nuestro encuentro.
Derritamos el torrente hibernado de nuestras venas.

Remanso de cuerpos, tórridos y desecados, cuyo mar de palabras tatúan mi cuerpo de sinceridad.
Ecos de un corazón poéticamente encendido entre tus manos.
Anillo de espiga envolvente.


Inventa un espacio alternativo entre el verde de la esperanza y del rojo, su brillo.
No hay razones en el corazón más allá del delirio.
Las palabras revuelven tus cabellos mientras te observo con una taza de humeante ilusión.

Esa que dejas cada mañana en mi mesa de noche, para que me tome la vida a pequeños sorbos.
Aún recuerdo nuestro primer beso dentro de un mundo donde lloramos de alegría.
Y tan solo pedíamos perdón un instante mientras parpadeaba tu sonrisa.

Susurras desde la comisura íntima de tus labios, y disipabas las tormentas con un simple gesto de tu boca.
Aún contengo la respiración si tus ojos anuncian lluvia.
O cuando tus labios se posan en mi cuello y recorren toda mi piel.


Sonrío cuando perfumas mi mano de primavera o te sueño con formas caprichosas, pero sin límites.
Suspendida en el aire con textura de vapor envuelves la mañana con fragancias imposibles.
Tengo la inexorable necesidad de contar con tu presencia.