La alfombra de la entrada

jueves, noviembre 26, 2009 Permalink 1

Que nada hable o musite.
Que las nubes detengan su perenne viaje.
Oigo repicar tus tacones
sobre la alfombra de la entrada.

Acaba el mundo de la prisa y las guerras.
En unos segundos los brazos te traicionarán
y querrán ser parte de mi
a cambio de una sonrisa.

Recargaré mi alma.
Purificaré tu piel.
Aspiraré las desavenencias de tu día
te amaré intensamente y sin prisa.

Huyendo de la soledad
he caído en las redes del consuelo.
Y he tomado la decisión
de incrustar nuestras vidas.