La exigua luz

jueves, noviembre 27, 2014 Permalink 1

 

 

Sobre las sábanas arremolinadas de la noche quedan pétalos de rosa.

Unos labios incapaces de articular palabra, doblegados por tu entrega.

Tu negro vestido yace en el suelo, derritiendo espacios y confidencias.

Pido asilo en tu pecho para derretir promesas que emanan de tu boca.

 

El éxtasis de tu cintura, cimbreando cual campo de espigas doradas.

Un mundo colorista y sencillo donde los buenos días siempre sonríen.

El sol brilla en mi ventana, vulnerable con la posibilidad de amarte.

Rapsodia silente de un alma conquistada a los pies de la perfección.

 

Una cuerda trenzada con sonrisas.

Una estrella que ya no es anónima.

La mente cómplice .

La luna efervescente .

 

A veces siento tu piel gritando.

Nuestra poesía, al fin y al cabo,

no es maquillaje, sino luz.

 

quiero amarte, y también comprenderte.

Ausentarme del miedo autoconstruido.

Respirar compartiendo un aire único.

Duermo tranquilo. Me has hecho feliz.

 

Respira pausada.

Deja que coja las riendas

de tu respiración, y resurge.

 

Liba con ansia mi piel.

Con la efervescencia innata

de una caricia errante.

 

La delicada palidez

del toque de una flor

sombrea tus dedos.

 

Abrazado a tu espalda.

Soñando bajo la aurora

recortada sobre papel.

 

La exigua luz

donde la conciencia,

pende de un hilo.