Marzo, quizás abril.

lunes, octubre 31, 2016 Permalink 0

 

 

El tiempo viene disperso.

Tal vez la vida lo sea.

Y seguro que el amor,

sí lo es.

 

Va desde un panorama,

convulso por sí mismo,

hasta la autocomplacencia.

 

Hasta una realidad

idealizada del perdón.

Cuando no del miedo

a perder acompañamiento.

 

El amor no es para débiles

ni para dependientes

en extremo.

 

Es una idea libre,

que vuela al azar

y tan solo te bendice

de modo temporal.

 

Caprichoso y generoso.

El amor es la tentación

que nos envía la realidad

cuando los sueños se estancan.

 

Una especie de salvavidas

perlado de canto de sirenas.

 

La penúltima locura.

Una conjura de diablillos

antes de perder la cordura.

 

Un jinete bajo la lluvia

que corre por inercia.

 

Una verdad que nunca se sabe.

Un rito de iniciación.

Un animal solitario.

La ruina de la coherencia.

 

Un ejército animal.

La definición de la gloria.

Marzo. Quizás abril.

Peces a la fuga.

Hambre en vano.

Caricias ciegas.

Fragmentos de nunca.

Neruda y Kandinsky.

 

 

Sin este menester,

amar no es más que

un estado biológico

que no me interesa.