Rio secreto

domingo, julio 21, 2013 Permalink 0



Hay un paisaje que acumula argumentos para la armonía.

Sabe deliciosamente agridulce por el paso del tiempo.

Y suena a violonchelo cifrado en los silencios de la noche.

No estás exenta de culpa. Es más. Eres la culpa.

Un sonido se convierte en un intervalo armonioso.

Los desasosiegos son imperceptibles entre bocanadas.

Mis dedos la infantería de mi alma.

El aire un metrónomo de la pasión consumada.

Ya mis palabras coronan un sonido ronco y pausado.

Huele a campo húmedo, a rio secreto.

A espacios intercostales perdurables ante el acoso.

A quimeras inmortales de necesidad.

La vereda de tres dimensiones que colapsan en dos.

y yo.