Salpicando sonrisas

viernes, abril 17, 2015 Permalink 0

 

Llueve una banda sonora indescifrable

El otoño viene a morar sus tres meses y un día.

Las piedras del jardín se resisten a evaporar

los últimos rayos atesorados del verano.

 

Una etérea flor de buganvilla se suicida,

salpicando sonrisas sobre los charcos.

Las vasijas abren, aun más, sus bocas

en busca de un hálito de agua.

 

El silencio ha emigrado.

Las tejas ejecutan su cacofonía otoñal.

El olivo gotea con la parsimonia de su aceite.

 

Las macetas se inundan y todo el jardín

toma un color intenso y brillante ,

mientras la luz de la tarde agoniza.

 

Me doy cuenta que me agrada

el hecho de sincronizar mis años

mientras jugueteo con tu recuerdo.