Prisioneros del amor.
Cantantes de blues,
con nombre de mujer.
Aulladores a la luna nueva.
Lobos, cuando está llena.
Mentes inquietas.
Mendigantes de un guiño.
Bebemos de los viejos tiempos,
de seda y algodón
Siempre soñando con volver,
como las viejas rancheras.
Empapados de lluvia.
Escuchamos hasta el eco
de una sonrisa perdida.
Soñamos con lo eterno,
sentados sobre la esperanza.
Diseñamos color y damos vida,
sobre lunas inertes.
La noche es el punto y seguido
de un otoño que palidece.
Errores y palabras huecas,
a la búsqueda del gran amor.
Hábitos de infancia
en un cuerpo angosto.
Trenes de larga distancia,
sin estación cercana.
Puentes entre boda y baile.
Miel con sabor a rendición.
Al fin y al cabo, la vida
es un té para dos,
al que no sueles asistir.