Imagen: Michaela M.

…

Toda mi vida

he comprado,

compulsivamente,

cualquier destello.

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Trato conseguir

un puñado de felicidad.

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Hasta hoy.

Me la regalaste,

y no dejo de llorar.

…

Párate.

Respira.

Siente.

Vuela.

Imagen: Antoneta Wotringer.

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¿Cómo te escalofrías?

¿Hacia arriba?

¿Hacia abajo?

¿Buscando las estrellas?

¿O la lava del volcán?

…

Tal vez nunca lo dirás.

Pero yo, siempre lo sabré.

Imagen: John Nell.

El regusto de tu piel persiste en las acciones del día y en mi forma de fantasear.

Ese último instante en que se despegan los labios y parece que gritan de necesidad.

El instante en que la yema de tus dedos cae distraída sobre mi cuello. Y me erizan.

La mezcla de perfume, piel, latir de tu pecho y mi vuelta alocada a la infancia.

Tu sabor.

Mi ancla.

Mi estrella.

Mi Dios.

Imagen: Shuhail Ahmed.

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A veces, no sé si escribo, sueño escenas,

o coloreo fantasías.

Lo que si he aprendido con el tiempo

es que necesitan ser compartidas.

…

No se trata tanto de mejorar el original,

como complementar todos sus ángulos.

Nada es igual a lo que nace ni debemos privarla

de sus innumerables cambalaches y mutaciones.

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Me gustar soñar solo,

pero no necesito releer viejas notas para sentirme vivo.

Provocar a la mañana

para ver cómo me desafía.

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Darte un abrazo a traición

y observar como entornas tus ojos.

Ya sabes. Esas pequeñas cosas

que conforman nuestro universo.

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Crudos inviernos y explosivas primaveras.

Miradas tan intensas que reubican mi mente

y desatan cada mañana

la explosión de los sentidos.

Imagen: Alexander Kharlamov.

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El futuro no se puede concentrar

en la impronta de escapar

de la jaula actual.

…

El precio es demasiado alto.

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Escapar continuamente

forja apátridas emocionales.

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Seres asustados y huidizos

que roban energía suficiente

para llegar al siguiente nido.

…

Como expiación a esta ceguera

cambiamos con desenvoltura

buenos días y desayuno

por sábana almohada.

…

Y sigilo a la salida.