Campanas del cielo

viernes, enero 30, 2015 Permalink 1

Hincado en la barra. A modo de muleta se apoyan mis brazos.

Descansa el alma. Respira, respira. Me cuesta. El aire quema.

Los pulmones achican el eco infinito de amargos recuerdos.

 

Al final, el pianista tenía razón con su tenue melodía.

Este mundo de mediocres tiene su rey por un día.

 

Momento de irse. Pierdo el pulso.

Si me rindo hoy, mañana podré ganar.

 

Este matadero de cuerpos cierra con el alba y el sonido

de un candado encubre el asesinato de la esperanza.

 

Hace frio aquí fuera. Las farolas no forjan sombra.

Mi espalda sudorosa se dobla. Bramo maldiciones de cal.

 

Eres imprescindible en la victoria e ineludible en mi impotencia.

Apoyados en un muro, de ladrillo visto, y brochazos con prisa.

 

Arrebatamos vida a la manecilla del viento.

Nos resguarda su solidez. Socavamos eternidad.

A modo de parca ventana. De barras corroídas

por manos entumecidas e incontables lágrimas.

 

Tarareamos canciones de cuna. Consolamos el alma.

Nos dejamos llevar soñando que lo llamamos amar.

 

La realidad llueve al morir nuestra estrella.

Tañen siete truenos las campanas del cielo.

 

 

 

 

Penas confesas. O no

jueves, enero 29, 2015 Permalink 1

 

 

No mentiré para que acaricies mis penas. Confesas o no.

Chocaré con tu estrella en alguna esquina y quiero,

llegar perfectamente vivo para el acontecimiento.

Sería una herejía disfrutar ese vino con los ojos abiertos.

 

No deseo zurcir mi vida a base de lamento y fracaso.

La semilla necesita de exuberancia para germinar.

Mis deseos circundan tus labios como lobos en la estepa.

Sedientos de carne y agua de vida a cambio de la suya.

 

Un sombrero de gasa y tul sobre la silla.

Una espuela polvorienta harta de camino.

Un sueño deshojado entre vértigo y esperanza.

La paz de tu voz llamando por mi nombre.

 

Veo el fondo de mi copa.

Sigo la última gota,

miedosa por el fondo,

con el rabillo del ojo.

 

No es sabor lo que busco.

Es sofoco. Poder absoluto.

Disfrutar del cristal pulido .

Un placer para mi lengua.

Todo comenzó con un grito

miércoles, enero 28, 2015 Permalink 0

 

 

Soñabas con juncos en un desierto encubierto.

Un desconsuelo que nació fugaz y sentiste eterno.

Escamas que perdieron su alma de lentejuela.

No recueras cuando la seda se volvió esparto.

O cuando lo tacones dejaron de cabalgar la noche.

Solo recuerdas cristal regado de alcohol barato.

Y canciones raídas de tanto repetirlas sin público.

Todo comenzó con un grito. O tal vez terminó.

Tus caderas ya no giran desafiando la gravedad.

 

No te esperan en la cama con las botas calzadas.

Si acaso, sopa en polvo junto al microondas.

Viviste tiempos mejores. Y peores.

Sucumbiste a su urgencia.

A la pereza ante la lucha.

A disfrazarte y actuar.

 

Cien campanas tañen tu nombre.

Y tan solo se recuerdas el metal

con el que tu corazón esculpió

el último beso devuelto.

Así, poco a poco,

tu alma y tu mente

se divorciaron

de forma irreconciliable.

 

Jaula de oro

martes, enero 27, 2015 Permalink 0

 

La fragancia suelta. Mezcla de sueño y gotas salpicadas sobre el cuello de la camisa.

Se espantan las sombras con la luz de gas de este otoño intenso, antaño inconsolable.

Eres la fantasía de mi capricho. La roja flor junto al sendero.

El trino que trasciende la jaula de oro. El agua rizada por el viento.

El escalofrío que sacude mi piel. El último parpadeo antes de dormir.

La cuna que mece mis sueños. La flor abierta de par en par.

Sigo con inusitada ilusión como juega un niño en un charco de agua malteada y estanca.

En pie, elevado sobre mi estirpe, sueño con mundos aleatorios. Espuma salada de mar.

Ahora, frente a la nube del horizonte, sonrío, espero, soplo. y juego con ella.

 

Bolsillos repletos

lunes, enero 26, 2015 Permalink 0

 

Camino por la vida con  los bolsillos repletos de añejas canicas y rodillas raídas.

Nunca cuento lo que poseo. Tampoco soy miserable, y comparto mis ilusiones.

Adoro los camaleones. Su adaptabilidad. Su aparente frialdad al encarar tu presencia.

 

Camino contento. Vivo.  Sueño. Sonrío a diario. Sin gota de miedo.

Aprendí a soñar bajo la lluvia con rumbo directo hacia la nada.

A regresar de puntillas, bien entrada la madrugada.

 

A veces me siento tan poca cosa que soy capaz de dormir en tu bolsillo.

A orillas de una canción. y en baja voz.

 

Ruedan gotas de rocío sobre la palma de mi mano.

Un vergel explosivo que fecunda.

Un tintineo semejante a la locura.

 

Hace tiempo que no pienso en retornar.

Nada me ata mas allá de donde quiero ir.

 

He llegado a mi orilla. Tiempo de descubrir nuevos mundos.

Partí de mi patria chica cuando comprendí que soy estandarte.

Los colores de la noche crepitan de manera casi imperceptible.

 

La armonía de este complejo de estrellas que llamamos habitualmente vida,

se arremolina en constelaciones de coloración concéntrica.

 

Nada es palpable. Pero tampoco efímero.

Llenaste de cielo invernal la sombra de la hoja del limonero.

 

No hay soledad en el agua de mar ,

ni armarios vacíos para sueños olvidados.

 

Allí donde se posa la huella fértil del deseo.

Elige trozos de piel aún inexplorados.

 

No hay papel que soporte la intensidad de mis palabras.

Cuando mis labios te buscan, o crepita tu piel.

 

 

Confluyes en mi hasta estallar en mil pedazos.

La nostalgia huérfana de almohada.

El ronroneo de tu respiración al costado.

 

Gracias por gravitar en mí orbita mientras me instalo en la tuya.

No somos seres suficientemente llenos de futuro. Ni vacíos de contenido.

 

Soy capaz de escuchar castaños oscilando bajo la bruma.

Sentimientos ondeando sobre la espuma de las olas.

 

Nubes que se balancean entre rosa y esmeralda.

Perlas nacaradas cuya pátina envidia el mismo cielo.

 

Eres sinfonía de percepciones ínfimas.

Un paisaje de otoño cruza tu frente.

 

Declina el sol su intensidad bajo la serena penumbra.

Declaro conquistada tu alma, y la mía, condenada.

 

No hay premio sin riego.

Ni ilusiones anudadas a un globo.

 

Hay nubes de quita y pon.

Rayos de sol que incendian sombras.

Plena soledad

viernes, enero 23, 2015 Permalink 0

 

Solo me siento a gusto cuando los mundos comienzan en ti y terminan en mí.

Cuando sonríes sin control y los colores fluyen desordenados por la habitación.

Cuando las constelaciones se alinean en tu lado de tu cama.

El murmullo de la tierra anunciando inminente lluvia.

Olvidarme de regresar asido al reflejo de la nostalgia.

 

Sentirme humano en plena soledad.

Viajar a mundos distantes sin moverme.

Amar y sentirme ampliamente correspondido.

Construir escalones hacia las nubes y derribarlas con un soplido.

Observar sonriente como el mar redondea los cantos de piedra.

 

Contemplar el crepúsculo mientras las nubes se tornan aire.

Besar tus labio y derretir la escarcha de tu corazón herido.

Escribir, a lomos del viento, un sentimiento puro y sincero.

Un oasis al que podrás acceder en los tiempos de tormenta.

Las horas se orientaran al sol y no solo los girasoles.

 

Nada cambia

jueves, enero 22, 2015 Permalink 0

 

 

Palabras que se derriten mansas.

Silencio adornado de aroma familiar.

Apuramos, ansiosos, la copa del recuerdo.

Lavamos nuestras manos en agua de canalón.

Esperamos que todo cambie. Y nada cambia.

 

Nada cambia.

 

Rompemos cantos. Adoramos profecías.

Abrimos puertas de luz. Combatimos sombras.

Callamos cuando llueve, por su inmensa grandeza.

Cuanto más morimos, mejor amamos.

 

Nada cambia.

 

No hay sonidos. Ni sábanas con vida propia.

Una tenue respiración.

Me sobra fe. Me falta aire.

Retorno eterno. Comparto desaliento.

Aprendido a declinar infinito sin apenas ruborizarme.

 

Nada cambia.

 

Solo quedan cuatro antiguos pétalos de tu flor preferida.

Una manta doblada a los pies de la cama que me acaricia.

Un aroma perverso que aparece en un rincón, siempre a traición.

Un puñado de calendarios con los días visiblemente vencidos.

 

Mi último aliento zozobrará abrazado a tu cuerpo.

Me ronda un “te quiero” enmohecido.

Momentos inolvidables cabalgan al viento.

Labios cuarteados que nunca pronuncian adiós.

 

Nada cambia

 

Te quiero delicadamente incrustada.

Tu piel chispeará como la primera vez.

No se vivir solo de aire.

Necesito algo palpable.

Un escalofrío a traición.

 

Tengo tan desgastado el recuerdo

que hasta las motas de polvo

se ríen mientras se escurren

revoltosas sobre mi piel.

 

No necesito razones para surcar el mundo en un barco de papel.

 

Nada cambia.

Nada cambia.

 

En la frontera de tus pestañas

martes, enero 20, 2015 Permalink 0

 

 

Si confías tan solo en tus sentidos te mereces la esencia de la vida.

Nuestra espalda se inclina demasiado ante un infecundo plato de lentejas.

Bajo una arruga se construye el cuerpo insumiso que bebe hasta la nada.

Trata de convocar las formas vacías y entrégate a la creación.

No te quedes a vivir inmersa en los jardines de invierno.

 

El viento es un dragón que rompe una línea aparentemente liviana.

Sigue el largo surco que el bien y el mal trazan a lo largo de tu vida.

 

Y mientras tanto búscame donde el aire crece.

En la frontera de tus pestañas.

Cien párpados aletean en tu nombre.

La alocada fantasía del principio de las cosas.

Lejos de tus ojos es difícil soportar la soledad.

 

A veces pienso que un poeta es un general sin batalla.

Una ojiva sin metralla.

Un cuco enmudecido

por el extravío de su cuerda.

Solo a veces.

 

Vendí mi humanidad

lunes, enero 19, 2015 Permalink 0

 

¿Donde se esconde el primer amor?

¿Donde las promesas eternas?

¿Y aquella forma de amar

sin existir una segunda parte?

 

¿O los besos del perdón

rodeado de intensos abrazos?

 

¿Acaso la maldición del hombre

es el amor menguante?

 

Hoy he aprendido a llorar.

 

Me gustaría habérmelo ahorrado.

Vendí mi humanidad por un verso.

Me acompañará ferviente a la tumba,

el sabor metálico que dejó grabado.

 

Veo mundos

jueves, enero 15, 2015 Permalink 0

 

Cierro los ojos.

Veo mundos.

Colores inexplicables.

Texturas envolventes.

 

Corceles libres.

Bandadas de nubes.

Mares en calma.

Vientos silentes.

 

Escritos conclusos.

Silueta en mi almohada.

Brillo. Mucho brillo.

Docenas de sueños.

 

Veo castillos.

Espingardas sin espadas.

Extensos campos.

Estrellas sobre mi cabeza.

 

Y en todas ellas.

Un halo de luz,

al que llamo por tu nombre.

y responde.