A veces,
los cambios son inevitables,
y tenemos como meta
convertirlos en buenos.
Lugares insospechados,
que sentimos deshabitados.
Calles ajenas y sin aroma.
Un reto por descubrir.
Gente que te siente extraño.
Pero también,
el nido donde agüarecen
las tímidas esperanzas.
Época de grandes sueños.
Aquellos que respetamos,
mientras volamos hacia ellos,
de manera incansable.
Derramarás alguna lágrima.
Aunque sabes
que el destino
nunca te deja a solas.
Mientras tanto,
te susurra un cuento
que se derrama sobre tus manos,
una y otra vez.