Yaces sobre mis sábanas.
Aun arremolinadas.
De tu cuerpo inquieto.
De tu corazón agitado.
Incubas mi semilla,
en íntimo silencio.
Sofocando gritos,
antaño vencidos.
Espacios celestes,
vivamente compartidos.
Poblaremos un sueño
en torno a tu huerto.
Un exceso de piel
perdura entre mis manos.
Invadiendo nostalgia.
Peldaños desde el cielo.
Tu desnudez y mi mirada,
son fuego sobre hoja seca.
Con la misma profundidad,
con la que mi mente desea.