Apoyado en el marco de la puerta,
el aire fresco de la mañana
juega irreverente con mi pelo
mientras la imaginación cuestiona:
¿Son las nubes el pincel de los sueños?
¿O simplemente un adorno caprichoso?
¿Dominamos a la bestia?
¿O ésta nos hace concesiones?
¿Subo los peldaños de la escalera?
¿O bajo al mundo de la realidad?
¿Me iluminan los rayos de sol?
¿O el cielo necesita mi energía?
¿Amo?
¿O dejo que me amen?
¿Importa?