Y te tengo.
Y te sueño.
Como dios menor
por tí bendecido.
  
Al socaire de tu espalda
Sentirte a dos milímetros
 
es el primer mandamiento
 
de mi arcana expiación
 
…
 
 
Una explosión desbocada
 
que me impide reinventar
 
ese momento con palabras.
 
…
 
 
¿Cuantas palabras hay detrás de cada sentimiento?
 
¿Cuántas se ruborizan por su fuerza en torrente?
 
¿Cuántas se electrifican en emotivas lágrimas nonatas?
 
¿Cuántas te echan de menos mientras te desean?
 
…
 
 
Al final solo entiendo de momentos.
 
De frases impronunciables.
 
De piel frágil, fragante  y erizada.
 
De silencios al socaire de tu espalda.
 
Nostalgia de ingenuidad
En los límites de la realidad 
 
se extiende la frontera de la ilusión.
 
Esa que traspasábamos a diario
 
cuando no levantábamos un metro del suelo.
 
…
 
 
Un calidoscopio se convertía en cañón de luz.
 
Una nube perdida en la cuadriga de Ben-Hur.
 
El sonido de una gaviota en un dragón volador.
 
Y las olas el mar en temibles vikingos.
 
…
 
 
Un puñado de diez amigos del barrio
 
hacíamos incursiones a diario
 
invadiendo un mundo vedado
 
y a la vez deseado.
 
…
 
 
Atacábamos incesantemente.
 
Cambiando escudos por espejismos.
 
Y afiladas espadas
 
por globos repletos de agua.
 
…
 
 
Estaba prohibido pasar
 
sin una sonora sonrisa.
 
Nunca hacíamos prisioneros.
 
Y siempre prometíamos regresar.
 
…
 
 
Hoy en día sigo con mis incursiones.
 
En silencio y observando.
 
Con la prudencia de la edad
 
y la nostalgia de la ingenuidad.
 
 
