Imagen: Jingna zhang.
…
Llegará el día
en que mi cuerpo no sangre.
Mi piel se agriete
ante la ausencia de esperanza.
…
Llegará el día en que mis restos
darán vida a la semilla
que brotará del jazmín
en la esplendorosa primavera.
…
Llegará el día en que ansiaré la mañana
para alegrar tu ventana.
Despedirte, como antaño
desde el primer peldaño de la escalera.
…
Llegará un día,
amor mío,
que prenderás mi flor
en la turgencia de tu pecho.
…
Ese día renunciaré a la vida.
Para volver a morir de forma consciente.
Resbalando incesantemente
por tus curvas preñadas de piel.
…
Recíbeme mientras las luciérnagas saludan la noche.
Las cigarras rindan pleitesía a la luna llena.
Y la hierba del jardín esparza su aroma recién cortado.
Entonces seré feliz, y podré disfrutarte mientras amanece.
Untuosa candencia
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Imagen: Lee Davison.
El impactante choque de las alas de dos mariposas
que inundan el mundo de partículas mágicas.
…
La hierba recién segada por la voracidad insatisfecha
de un alazán que marca el territorio.
…
Las espinas de un cactus en el desierto que, para salvar su vida,
clava su punta en su vecina por una gota de savia.
…
Las bailarinas del ballet al unísono
susurrando una inédita poesía.
…
La flor que rompe una piedra e inunda el gris
de verde y amarillo aunque de manera efímera.
…
Un beso deseado entre las manos que agarran las mejillas
como si en ello le fuera la vida.
…
Las cortinas de la ventana y su vuelo caprichoso
tratando de acariciar la soledad de la tarde.
…
El canto de un ave en el naranjero
incapaz de distraer el silencio.
…
La humedad de tu piel, que envuelve mis desvelos,
con untuosa cadencia.
Yonkis del perdon
Imagen: Ben Gossens.
Somos yonkis del perdón
con el corazón amputado.
Carnaza de bar,
y de abrazos pagados.
Nunca habrá un agujero,
lo suficientemente oscuro,
donde enterrar “de profundis”
mis errores y tus miedos.
En algún momento debemos
darnos cuenta, siquiera,
que de tanto menguar
ya, ni nos conocemos.
Me rescató una simple sonrisa.
Un roce de mano tendida.
El cariño centrífugo de tu ombligo.
El sonido de tus llaves cuando espero.
Puedo.
Pero no quiero.
Quiero.
Entonces puedo.
Yonkis del perdón
Imagen: Ben Gossens.
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Somos yonkis del perdón
con el corazón amputado.
Carnaza de bar,
y de abrazos pagados.
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Nunca habrá un agujero,
lo suficientemente oscuro,
donde enterrar “de profundis”
mis errores y tus miedos.
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En algún momento debemos
darnos cuenta, siquiera,
que de tanto menguar
ya, ni nos conocemos.
…
Me rescató una simple sonrisa.
Un roce de mano tendida.
El cariño centrífugo de tu ombligo.
El sonido de tus llaves cuando espero.
…
Puedo.
Pero no quiero.
Quiero.
Entonces puedo.
Gotas eléctricas
Imagen: Mircea Plateriu.
…
Tus imperfecciones son mi motivación.
Limar las aristas del miedo.
Modelar juntos el barro
que da forma a nuestro cuerpo.
…
Me gusta perseguir gotas eléctricas
por las curvas de tu piel.
Soplar pacientemente sobre su rastro
para crear olas de escalofrío.
…
Dibujar fronteras.
Y conquistarte.
Abrigar tu frío.
Y desnudarte.
…
No quiero ser
un extraño
sobre tu piel.
Ni en ninguna parte.
Añorando los indicios
Imagen: Claude Corbin
…
El saxo retumbaba por el denso ambiente de la habitación.
Unas cuerdas vocales, desgastadas por el exceso de alcohol,
trataba de llegar a las notas más altas, sin conseguirlo.
Mi mente seguía en su permanente lucha con el corazón.
…
Añorando los indicios para tratar de ver un significado al futuro.
El viejo método de ensayo y error insistía como un martillo sobre mi sien,
a la búsqueda desesperada de un golpe de timón sobre los sueños
que me permita disfrutar bajo la fina lluvia del empuje, necesario para zarpar.
…
Un hatillo de las pocas cosas verdaderas en las que aun puedo creer
para seducir a la suerte de forma imperecedera y audible.
Cualquier camino que surja desde dentro y no venga impuesto,
para poder controlar un destino que hace aguas a media noche.
Mas que infancia, tuve vértigo
No tuve infancia.
Tuve vértigo.
…
Pasa el tiempo y añoras
la osadía de la ignorancia.
Los retos que una mente
supera con algo de suerte.
…
Las grandes lluvias,
traían aparejada
grandes correntías
en el fondo del barranco.
…
El reto de aguantar su fuerza
sin asirte con las manos.
Desafiando su fiereza
hasta que caías de espalda.
…
El revolcón entre piedras.
Barro, cartones y madera.
Y aun éramos capaces
de levantarnos con una sonrisa.
…
A veces pienso
si sería quien soy
sin las ruindades con mis amigos.
Sin las esquinas mágicas de mi barrio.
…
Hace unos días paseé por sus calles.
El gris ya no tenia encanto,
Ni el olor de los guisos de las madres
atraían mi nariz de ardilla hacia la cocina.
…
Sigue siendo mi barrio.
Pues tengo el orgullo de ser
del lugar de donde vengo.
Pero allí, ya no vive mi infancia.
…
Y es que ahora que recuerdo
tras el humo de un buen puro,
mas que infancia,
tuve vértigo.
…
Elogio seductor
Domino mis impulsos
para no perder la certeza
de este billete de ida
con destino a tus labios.
…
Elogio seductor.
Contraste de lo intenso.
La soflama que recibe.
el bálsamo que despide.
…
No tiene cabida
una puerta trasera abierta
cuando no oteas turbulencia
o nube que precipita.
…
¡Por fin aire fresco
en el mundo interior!
Liberado de armadura
y mirada exaltada.
—
Imagen: Wendy de Kok.
Como otoños tiene la vida
Voy culminando etapas,
como otoños tiene la vida.
Reinvento la seguridad
para desafiarlo todo.
…
Estoy aprendiendo a consolidar
para culminar los sueños
que aprendí a absorber
de las sonrisas que me saludan.
…
Toda esa fuerza,
seguridad o empuje
deben servir
para algo más.
…
Explotar la veta
que siento dentro
haciéndolo estallar
en forma de grito.
Respuestas primitivas
De lo imposible nace la leyenda.
De lo humano, lo eterno.
Respuestas primitivas
a lo que esconde un beso.
…
Cien puertas que se abren de golpe.
Una descarga eléctrica de emociones.
La consolidación de la aventura de un abrazo.
La sensación de volar si despegarse un milímetro.
…
Lo que vendrá.
Dos universos que eclosionan.
La distensión de unos párpados embrujados.
La necesidad de reinventar lo perfecto.
…