Un puñado de felicidad

sábado, octubre 8, 2011 Permalink 0


Imagen: Michaela M.



Toda mi vida

he comprado,

compulsivamente,

cualquier destello.



Trato conseguir

un puñado de felicidad.



Hasta hoy.

Me la regalaste,

y no dejo de llorar.



Párate.

Respira.

Siente.

Vuela.







Siempre lo sabré

jueves, octubre 6, 2011 Permalink 0


Imagen: Antoneta Wotringer.



¿Cómo te escalofrías?

¿Hacia arriba?

¿Hacia abajo?

¿Buscando las estrellas?

¿O la lava del volcán?



Tal vez nunca lo dirás.

Pero yo, siempre lo sabré.



Tu sabor

miércoles, octubre 5, 2011 Permalink 0



Imagen: John Nell.



El regusto de tu piel persiste en las acciones del día y en mi forma de fantasear.

Ese último instante en que se despegan los labios y parece que gritan de necesidad.

El instante en que la yema de tus dedos cae distraída sobre mi cuello. Y me erizan.

La mezcla de perfume, piel, latir de tu pecho y mi vuelta alocada a la infancia.



Tu sabor.

Mi ancla.

Mi estrella.

Mi Dios.




Me gusta soñar solo

domingo, octubre 2, 2011 Permalink 0


Imagen: Shuhail Ahmed.



A veces, no sé si escribo, sueño escenas,

o coloreo fantasías.

Lo que si he aprendido con el tiempo

es que necesitan ser compartidas.



No se trata tanto de mejorar el original,

como complementar todos sus ángulos.

Nada es igual a lo que nace ni debemos privarla

de sus innumerables cambalaches y mutaciones.



Me gustar soñar solo,

pero no necesito releer viejas notas para sentirme vivo.

Provocar a la mañana

para ver cómo me desafía.



Darte un abrazo a traición

y observar como entornas tus ojos.

Ya sabes. Esas pequeñas cosas

que conforman nuestro universo.



Crudos inviernos y explosivas primaveras.

Miradas tan intensas que reubican mi mente

y desatan cada mañana

la explosión de los sentidos.





Apátridas emocionales

sábado, octubre 1, 2011 Permalink 0


Imagen: Alexander Kharlamov.



El futuro no se puede concentrar

en la impronta de escapar

de la jaula actual.



El precio es demasiado alto.



Escapar continuamente

forja apátridas emocionales.



Seres asustados y huidizos

que roban energía suficiente

para llegar al siguiente nido.



Como expiación a esta ceguera

cambiamos con desenvoltura

buenos días y desayuno

por sábana almohada.



Y sigilo a la salida.