No hay peor mentira que las falsas esperanzas.
O el secreto que guarda una piel sedosa por el tiempo.
El camino hacia la perfección y su irónico desenlace.
La inocua conciencia que expulsa la ilusión de la mente.
Es variopinto lo inmutable del momento álgido.
Perplejo y metafórico hasta decir basta.
Perezoso como el sol tras la tormenta.
Bebo lluvia para expiar la compostura de los elementos.
El fervor amoroso no sisea conjuros ni bebe de tu sangre.
Sobrevive al círculo desde el que braman los años pasados.
Un salto al vacío hacia lo ínclitamente definitivo.
Inclino la guardia empuñando el acero de mi espada.
Apuremos los últimos sorbos que hoy nos brinda el futuro.
Y si es posible, juguemos a los dados con el abismo.