No hace falta que tus manos se posen en mi cuerpo.
Pues eres fuente inagotable de sueños y deseo.
Y aunque mi apetito por ti siempre superó a mi juicio
No dejo de guardar una bala que siembre el silencio.
Mi silencio.
Dispongo de dos días para tu sonrisa perfecta.
Y otros dos para disfrutar la anhelada respuesta.
Eres la infinita cintura bajo tu sombrero al viento.
La arcilla resbaladiza que alberga entre los dedos.
La lumbre que da la espalda al frio de la noche.
El deseo engendrado en el aire que anida en tu pecho.
La mujer que tiñe su corazón de música y romance.
Una gota de rocío que evade la justicia entre nubes.
Lo infinito rebuscado en la inmensidad del bolsillo.
Fe ciega
Si supieras de lo que eres capaz,
huirías de tu cuerpo para cobijarte en el mío.
Fe ciega en lo que veo en ti.
historias y talento
Entre lo conveniente
y lo desconocido,
solo hay que cruzar
una puerta.
Consecuencias improbables
que debemos asumir
en ese preciso instante
que se presentan imprevisibles.
Un acontecimiento
que no s lleva en volandas
desde la vulnerabilidad latente
a la imaginación desbordante.
Valentía e inteligencia.
Historias y talento.
Otra realidad pensada.
En esta única vida.
No temas
Descansa sobre mi pecho.
Detrás de la ventana han estallado mil truenos.
Disfruta del nido de mis brazos.
Siente un afecto absolutamente renovado.
Los sueños no albergan heridas,
más allá de un soplido o un rumor de mar.
Entra en un profundo letargo
dulcemente mecido por el ángel custodio.
El mar rumorea lejanas batallas
mientras salpica tu frente de esperanza y sal.
No temas.
Respira la serenidad que exhala
mi pecho contra tu espalda.
El viento aúlla por el desfiladero.
Reparte el eco de la terrible guadaña.
Esta noche la única luz es tu sonrisa
aleteando por las cortinas un poco de paz.
Olvida tus manos vacías y deja que sea el corazón
nuestro maestro de ceremonia.
Cierra los ojos.
No temas.
La vida nos espera.
Más allá del suspiro.
El último suspiro.
Respeté tu libertad
Respeté tu libertad,
y hoy me esclavizas.