Jalona mi espalda estaciones erráticas.
Observo pequeños detalles sin disfrutarlos.
A veces, la llamo de tú, y creo que es magia.
Otras, menos prosaicas, simple experiencia.
Como amiga siempre ahuyentó la locura.
Me resguardó de campanas oscuras.
Cuando arde el cielo,
y llueve desesperanza,
la luz se postra ante la sombra
y escarcha al borde de tus entrañas.
Hoy gotea complacencia.
Sin dejar de mirar al pasado
trato de anclar mi sonrisa
en los toboganes del futuro.