Hubo una vez
en que fui libre
y llamaba de tú
al mismísimo viento.
Saltaba las vallas
y me colaba
entre las fiestas
hasta el amanecer.
Hubo una vez
en que la tarde
era perenne
y tus manos
me asían
mientras las nubes
formaban remolinos
sobre la mar.
Hubo una vez
en que te sentiste
una cometa al viento
y te observaba.
Cada caudal de viento
era un suspiro.
Y cada sonrisa
brillaba en tu piel.
Hubo un tiempo
donde tú y yo
éramos nosotros
y reír un deseo.
Lo hubo y se evaporó
entre tardes menguantes
canciones de a uno
con lágrimas de a dos.
Hubo un tiempo
donde conversar
estaba sobrevalorado
pues un beso recitaba
palabras inventadas.
Hubo eternidad
y la derretimos
al dejar de abrazarnos.