¡Vivo!
…
A medida que crezco mis esperanzas se infantilizan.
Me gusta fijar mi atención con lupa en mano.
Doy crédito a las fantasías más alocadas que intuyo.
Respiro y contengo el aire para aprender a vivir.
Escudriño retratos a la búsqueda de lo imperceptible.
Hago la autopsia a mis cicatrices y las invito a café.
Renuevo mi vestuario e incorporo colores fugaces.
Cazo historias y las conservo en un bote de formol.
Redacto mi carta de vida y diseño la ruta de escape.
Sospecho de mí mismo en juicio sumarísimo.
Comienzo a bailar y termino recitando tangos.
Comparto creatividad y me dispongo a inquietante.
Malgasto el tiempo y apuro los espacios miméticos.
Juego con mis sentimientos de forma gloriosa.
Lloro como un recién nacido y me parto de risa.
No juego en serio ni mirándote al fondo de los ojos.
Censuro el vacío y sin embargo le doy la espalda.
Soy mucho más indulgente con las tragedias.
Acepto las consecuencias y comienzo un nuevo camino.
Pasan los días y acumulo sin pensar en malgastarlos.
¡Vivo!
Al fin y al cabo, para eso nacemos, y por eso moriremos.