Lo quiero todo

miércoles, agosto 23, 2017 Permalink 0

 

Me despierto,

con la envolvente dependencia

de saber de ti.

Casi siempre superamos

las aflicciones con un llanto.

Unas cuantas lágrimas

desperdigadas entre pliegues

de un rostro agrietado.

Luego, de a poco,

maduramos entre abrazos

más o menos escogidos

y un ramillete de risas

consentidas en el invierno.

Todo esto bajo la promesa

de no inyectarnos el miedo

a través de la piel,

ya que, como sabes,

hacen falta alas

para alcanzar la salida.

Pero, también,

raíces profundas para

recordar

y no dejar de fortalecer

el anclaje de la nueva vida.

Lo quiero todo.

Renuncio a elegir.