Siempre estamos a un beso de un naufragio.
Y como buen precipicio, también estamos
al borde de un teléfono que no devuelve la llamada.
Siempre estamos a un beso de volver.
Pero alguien ha pintado el camino
que habíamos memorizado de color amarillo.
Siempre estamos a un beso de soñar.
Pero nos despertamos sobre una almohada
húmeda de tanto exculpar la nostalgia.
Siempre estamos a un beso de olvidar.
Aquella traición que nos desarmó.
Aquella noche que nunca existió.
Estoy cansado.
Mi corazón no me reconoce.
Vivo al borde de la inexistencia.
El corazón no olvida las mentiras.
Ni los castillos construidos en el aire.
Necesito un soplo más de esperanza.
A falta de manos que acariciar.
Necesito manos que me abracen.
En silencio. Sin culpabilidad.
Estoy a un beso de renacer.
Estoy al borde de volar.
A una sonrisa de llorar.