No somos iguales,
aunque nos complementamos.
Andamos errantes,
aunque, en el destino, sincronizados.
Eres la parte que no poseo,
pero irrenunciablemente ansío.
Ese espacio intercostal que,
desde el Génesis anhelo.
No quiero verme atado
al final de una cuerda.
La fidelidad es lo único
que armoniza el paso.