Mi creencia es el arte de tu religión,
cuyo principio incuestionable
es amarte para siempre.
Un silencio sencillo
que desdobla tu presencia
a la espera de ayer.
Desentrañar tu mirada
sin la penuria del tiempo
que abocó una mala noche.
Un universo compuesto
de sensaciones superpuestas,
encadenadas a tu cuello