Mece el viento
Los níveos cabellos.
Los sueños que nunca
lograron cristalizar.
Lejos la tristeza,
valoras las perennes razones
que tuviste en cada arista
de conocer su nombre.
Libertad para reírse
cada vez que un proyecto
se materializaba ante sus ojos
con un guiño de complicidad.
Eterno rompecabezas de la vida.
Ese, que armas un instante
y al siguiente, ya no significa nada.
Salvo que vuelves a comenzar.