No solo oxígeno necesitas para respirar.
Necesitas las partículas que emana su cuerpo.
Tanto las aromáticas con esencia de carne.
Como las húmedas que riegan mi piel.
Si te fijas bien,
en los momentos intensos
es cuando el alma prescribe
contener la respiración.
Un parpadeo.
Un beso.
Una caricia.
Una impresión.
Por un instante,
quieres imbuirte.
Encontrar su luz.
Ser ella y tú.