Tras las cartas marcadas,
que reparte la vida,
se esconde la jugada
que te devuelve a la salida.
Vas arrollando momentos.
Coleccionando trofeos.
Hasta que observas a tu alrededor
Almas sesgadas por fracasos errantes.
Te cuestionas si tienes derecho
a ser privilegiado en tus apuestas.
Recuerdas que alguna jugada
puede salir en contra de tus deseos.
Por un momento dudas.
Una nube de frío se apodera
de la arritmia del corazón.
Y sientes miedo de volver atrás.
Sabes que tienes que seguir.
Ayudas en lo que puedes.
Pero sigues caminando
a costa de alejarte otro poco.
Nadie me advirtió
que tendría que cambiar
caramelos de fresa
por falsas promesas.