El mar saco de una chistera.
Una gran bola de calor
donde calcinar el pasado
y ahumar el futuro.
Del fondo de mi copa
saco poemas enteros
nacidos para alabarte
aun en la profunda distancia.
Desde el fondo de tus labios
escucho truenos y no palabras.
Hace mucho tiempo que tu corazón
más que palpitar, hiberna.
Ahora te miro,
visitando otras casas
vistiéndote de fiesta
con el amor que te enseñé.
Y lejos de desilusionarme,
o simplemente entristecer,
me alegro que al menos mi obra
soporte tu infértil felicidad.