Tu sonrisa es parca.
Intencionadamente diluida.
Hasta el punto perfeccionada,
que ha subsistido sin alma.
…
Tu cuerpo. Cuidado a cincel.
Afinadamente combinado
con el matiz trivial de la moda,
y una suave y educada textura.
…
Alí esta él. Majestuoso.
Con el nervio de la viuda negra.
Y el temblor asustadizo
del cruel retumbar del reloj.
…
Para quien quiera tu cuerpo, ahí está.
Para los que queremos descifrar
el verdadero color de tus labios
me postulo como primero y único.
…
Seré tu cicerone
en el transito que comprende
el decorativo marfil
y lo quebradizo del ébano.