Hoy me vino a la cabeza aquella canción de Silvio Rodríguez
“Te doy una canción.”
Me puse a pensar sobre los motivos del querer.
Sin duda se compone de retazos oblicuos y brillantes.
Destellos de algunos momentos mágicos.
Eróticos o lacerantes pero únicos.
Sin duda quererte por querer es el mejor sentimiento.
Susurrarnos entre una canción y un poema.
Una guerrilla incruenta en la que disparas caricias.
Ideas libres como pájaros que trinan al amanecer.
Mansas reconciliaciones y credos frágiles pero intensos.
Sueños creados sobre miradas recostadas sobre almohadas.
Manantiales que conforman un remanso de murmullos.
Tratos desde lo profundo de tus ojos hasta al ardor de mi sangre.
Existir y disfrutar de que estamos vivos.
Convocar el asombro por las venas que surcan tu piel.
Conocerte más allá de lo que expresas.
Amar de manera alocada.
Ventanas ajenas a las rejas.
Marcos sin puertas ni dinteles.
Rescatarnos del remolino de la vida.
Aguardar el reencuentro. La vuelta.
El silencio. Mi silencio.
El tiempo y el espejo.
Recordarte ante un lienzo.
Dibujarte aguando el color con una lágrima.
Tus labios buscando. Los míos recibiendo.
Pensarte al borde de un camino.
Escuchar tus canciones.
Bailar con el viento.
Aprender a necesitarte.
Darte la bienvenida.
Detonando nostalgias.