No sabemos nada.
Dejamos huella borrando lo que precede.
No crecemos asumiendo errores.
Es más, los escondemos.
El aprendizaje en esta vida
parte del hecho de conocer
los errores propios e impropios
y conservarlos como senda inhóspita.
Sirve tanto ser el más listo
como ser el más ignorante.
Creamos una edad oscura
mientras transitamos en silencio.
Disponemos de todo en exceso.
No somos capaces de elegir
por miedo a equivocarnos.
Y naufragamos, siempre, vacíos.
Dejarse llevar sienta bien.
Vivir como apócope de todo.
Volar entre la galería de monstruos
sin sentirnos huérfanos o mediocres.
Todo vuelve sin pedir nada a cambio.
Bajo la losa danza el osario
mientras sobre ella
se recrean los vivos.
Las mejores páginas nunca se escriben.
Se acumulan entre la piel y los huesos,
Y se riegan con las risas de esta vida
al son de unas palmas y un sombrero.
Quiero que mi vida sea el solsticio de la tristeza.
La distancia perfecta entre los labios y el corazón.
Ser carne bajo el sol con un manto de sal.
Artistas inmortales de la supervivencia.