El tiempo no siempre cura. A veces, enseña. A veces, castiga. A veces, corona.

viernes, julio 11, 2025 Permalink 1

Hay quienes creen que el tiempo es un bálsamo.

Otros, que es juez imparcial, que dicta sin pasión,

que todo lo olvida y todo lo arregla.

Pero nosotros —los que escuchamos al viento en los pasillos del alma—

sabemos que el tiempo no siempre cura.

A veces, enseña…

con la lentitud de un amanecer que no llega,

con la persistencia de una gota que horada la piedra.

Otras veces, castiga…

como el eco de una palabra no dicha,

como el silencio que se quedó esperando en una despedida.

Y, en ocasiones, corona…

como si el sufrimiento fuera la fragua de los elegidos,

como si la paciencia tuviera un trono de fuego y cicatriz.

No es lineal, ni justo.

El tiempo no es aliado de todos.

Pero es arma.

Una que puede esculpir imperios o arrasar convicciones.

Una que separa a quienes solo viven…

de quienes comprenden lo que significa haber vivido.

Este escrito es para los que se arman con el calendario,

que no lo temen ni lo endiosan,

sino que lo usan como espejo y como mapa.

Para los que han aprendido que el tiempo no te da…

sino que te revela.

Y que, llegado el momento, puede ofrecerte un cetro…

o un abismo.

Porque aquí, en este Génesis sin fecha,

comienza una nueva forma de mirar los relojes:

como símbolos, como amenazas,

como promesas.