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Imagen: Hataiiia Hataiiia.
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Mi mano despierta lentamente.
Ha dormido acurrucada entre tus muslos,
y ahora despierta ensimismada acompasando
su tenue movimiento al latido femoral.
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Durmió donde descansó.
En la íntima consciencia
de un deseo irrefrenable
que la noche culminó.
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No sé si despertarte,
o dejar que mi mano adormecida
viva incrustada sobre la piel
para impregnarse de tu fértil aroma.
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Esperaré a tu mirada.
A que tus manos agradezcan
el último beso de la noche
que te acurrucó en mi almohada
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