Imagen: Wolf Ademeit.
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La tarde parece hecha de sueños.
No puedo resistir esta falta de voluntad.
Una culpa que cada día está más clara.
Un mundo que, en el ocaso, ya no es azul.
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Tus caricias estaban tatuadas de miel.
Hasta que me encontré mirando por el retrovisor.
No quedan reglas que saltar.
Ni aplausos que encandilen el viento.
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Es tiempo de amar de verdad.
Con conciencia.
Alma.
Y piel.