Te amare esta noche
asido a un faro en la niebla
que magnetiza el deseo
al dejar tu piel encendida.
Por la mañana,
aun calientes las sabanas,
me enredaré en tu pelo ensortijado
a modo de una cuna que mece.
Ya entrada la tarde
recordaré lo andado.
Tratare de mejorarlo
y comenzaremos de nuevo.
Anclemos nuestra historia
en el mundo donde nace
el soporte de las estrellas
y su brillo perfecto.
No tengo medida en la locura.
Como tampoco soy capaz
de marcar límite u horizonte
a la intensidad del encuentro