Imagen: Estrellas sobre tu piel.
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Ante las teclas de la vida trato de afinar la partitura del destino sin abreviar el ritmo.
Cada tecla tiene su sonido. Su espacio, su tempo. Es la mano la que, la percepción marca.
Sobre el mismo aire escuchemos una melodía, con arpegios en clave de fantasía.
Cuando las alas pesan más que el aire, y el frío entumece tu esperanza de remontar,
por una rendija de la desgastada caverna donde te ocultas, cabriola un rayo de luz.
No claudico cuando recubro viejas heridas con un manto de plumas ligado al tiempo.
Pegado a tu espalda aspiro el aroma del cansancio de la noche con tu última gota de perfume.
Mi cuerpo se resiente, pero mi mente grita en silencio tu nombre. Tu mágico nombre.
Después de poseer cada centímetro de tu piel, hiberna mi alma entre trazos de placer.
Quid procuo.
Rojo, azul.
Verde, naranja.
Oro, aire.
Caricia, candor.
Sabor, beso.
Aroma, piel.
Delicia, labios.
Dedos, placer.
Ojos, calor.
Espalda, deseo.
Olas, sal.
Mariposa, pestaña.
Oído, escalofrío.
Almohada, pasión.
¿Juegas?