No tienes nombre. Te nombro.
Eres metáfora y piedra.
Mesura y crisálida.
Arcilla y antorcha.
Donde la perseverancia se rinde, te eriges principio.
Donde la fe se nos encalla, la columna del paraíso.
Tu rosada tez, la escena de la vida.
El rastro de tus párpados, aire caliente de verano.
Un grito en el firmamento, la mano asida al pecho.
Un espejo. Dos caras.
Una colina. Sensación de volar.
Orgullo. Tentación.
Paz.