Imagen: Rarindra Pakrarsa.
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Nunca tu piel estará huérfana de deseos.
Siempre la recorrerá un halo de fuego
a través de tu espalda curvada de placer.
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Nunca tus caderas se moverán solas.
Pues las mías han nacido para recibir
el envite de tu consumación más intensa.
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Nunca tus labios se secarán al sol.
Pues los míos son capaces de dar la vida
por cubrir los tuyos de humedad consentida.