Llámame desde donde estés ahora.
Espero impaciente el milagro.
Atrapado en la nube de tu locura.
Acaricio viejos fantasmas.
Desconfiado, vivo como loco.
Enredado en mi amor propio.
Invítame a jugar con tus sueños.
Pararé de huir a ninguna parte.
Cada día comienzo en un cruce de sentidos.
Dudo entre el destino y tu sonrisa.
Cambian los tiempos.
El corazón también.
Sueños de cera que se derriten con abrazos.
Espejos que no reflejan el alma.
Gracias a Dios.
Preguntas que se convierten en eco.
Repuestas que juegan a lomos del viento.