Quédate un minuto mas
bajo las tibias sábanas.
En nuestro mundo impenetrable.
Ante el firmamento.
Ese rincón donde vivimos.
Piel contra piel.
Mirada frente a mirada.
Desnudez a desnudez.
Donde los besos son arabescos.
Y tienen su propio perfume.
Arrancado de las buenas noches
y regados con el amanecer del día.
Sabemos que no hay mejor golosina
que labios que rastrean deseos,
aun resquebrajados de la noche anterior,
en que dormiste adornada de una sonrisa.