Adoro su justa ley

sábado, febrero 12, 2011 Permalink 0



Imagen: Catherine Spalding



Las caricias en la sombra.

Ese lugar incómodo

donde lo único que se esconde

es el franco compromiso.



Me siento sometido.

Y al mismo tiempo motivado.

No me doblega la daga de acero,

pues adoro su justa ley.



Me postra la decadencia

de posiciones extremas.

Lo que arrastra el torrente

y con ello hiere.



Hay misterio en el futuro

si se observa desde el suelo.

Tal vez sea la impronta

que hace brotar la semilla.



Sigue el dogma inalterable:

Puedes ser frágil un tiempo,

pero no conlleva implícito

que tu fuerza sea vulnerable.