Imagen: Electricidad escarlata.
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Escucho el viento rugir al bordear las curvas de tu cuerpo.
Aspiro la sal que las olas derraman sobre la arena.
Añoro la saliva que tus labios me roban cada día.
Acaricia mi mano cansada. Da vida a las venas que alimentan su energía.
Humedece tu piel con la lluvia que hoy, especialmente, huele a mandarina.
Escribe la leyenda de las cosas cotidianas con las que afrontas la vida.
Pasea por el pasillo y deja que observe como tu cuerpo inventa movimientos.
Porque no hay mas destino que tu piel ni mas futuro que compartido contigo.
Hay un lugar donde el viento adormece mis pensamientos al borde de tu cuello.
El nido de sentimientos que nacieron tuyos y ahora son míos.
Ya eres parte de mi piel. Nada acontece más allá del corto espacio entre los labios.
Ha pasado mucho tiempo desde que exprimimos por primera vez una sonrisa.
Aun escudriño en mi locura el mágico momento que realza tu sabor.
Pude sentir tus brazos rodeándome, y la ternura cosida al oído con un susurro.
Cuando la tentación circunda mi pecho, los jazmines desprenden complejos aromas de pasión.
Amar es efervescencia. Subir al tobogán de tus caderas y redoblar el vértigo de mis venas.
Tacto húmedo y fresco sobre mis labios agrietados en mil batallas tras tu santo grial.
Bebamos los vientos del olvido y cantemos el sutil veneno de la noche.